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¿Puede el estrés afectar el funcionamiento de la tiroides?

En nuestro blog anterior hablamos sobre el hipotiroidismo, una de las principales condiciones que afectan la salud de la tiroides. En él, describimos sus causas más comunes, como los trastornos autoinmunes, las deficiencias nutricionales, la exposición a tóxicos, entre otros.

Pero, ¿podría también el estrés causar alteración en el funcionamiento normal de la tiroides? La respuesta es, si. 

La glándula tiroides, está íntimamente conectada con el eje hipotálamo – hipófisis – suprarrenal (eje HPA), comúnmente conocido como eje de respuesta al estrés. Cuando el estrés crónico altera la actividad del eje HPA, una cascada de efectos finalmente interrumpen la función tiroidea. 

Es importante entender que el estrés no solo se refiere a las tensiones emocionales y psicológicas de la vida diaria, sino también a cualquier factor que perturbe el equilibrio natural del cuerpo (homeostasis).

Esto incluye cambios en los niveles de azúcar en sangre, alteraciones digestivas y de la microbiota, intolerancias alimentarias (especialmente al gluten), infecciones crónicas, toxinas ambientales, problemas autoinmunes e inflamación. Todas estas condiciones encienden las alarmas y activan las glándulas suprarrenales.

Las suprarrenales son dos pequeñas glándulas con forma de triángulo, que se ubican encima de los riñones. Su principal función, es la secreción de hormonas como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina, que regulan la respuesta al estrés. Pero además de esto, estas hormonas juegan otros papeles cruciales, muchos de los cuales están directamente relacionados con la salud de la tiroides. 

Las glándulas suprarrenales ejercen un efecto indirecto significativo sobre la función tiroidea al influir en el nivel de azúcar en sangre. Sin embargo, el estrés también puede afectar directamente la función tiroidea a través de diversos mecanismos, siendo los siguientes los más relevantes:

El estrés suprime la función del eje HPA

El estrés crónico promueve la liberación de unas pequeñas proteínas inflamatorias llamadas  citoquinas. Estas citoquinas interfieren con el eje HPA, una red compleja de interacciones entre el hipotálamo, la hipófisis y las glándulas suprarrenales que regula una variedad de procesos en el cuerpo, incluyendo la temperatura, la digestión, el sistema inmunológico, el estado de ánimo, la sexualidad y el uso de energía. También controla la respuesta del cuerpo al estrés y al trauma.

El hipotálamo y la glándula hipófisis, son dos estructuras ubicadas en el cerebro, que controlan el funcionamiento de diferentes glándulas, entre ellas la tiroides. Son los responsables de producir la hormona liberadora de tirotropina (TRH) y la hormona estimulante de la tiroides (TSH), respectivamente. Estas hormonas, tienen como función estimular la tiroides para que produzca las hormonas tiroideas triyodotironina (T3) y tiroxina (T4). 

Cuando el eje HPA se suprime o se ralentiza debido al estrés, los niveles de TRH y TSH disminuyen. Esta cadena de eventos puede llevar a niveles circulantes más bajos de T3 y T4, lo que puede promover el desarrollo de hipotiroidismo.

El estrés puede aumentar la susceptibilidad a la autoinmunidad tiroidea.

El estrés crónico es un factor determinante en el desarrollo de la autoinmunidad, principalmente por el debilitamiento de las barreras inmunitarias, como la respiratoria, la hematoencefálica y principalmente la intestinal. 

Estas barreras, normalmente impiden que sustancias extrañas entren en contacto con nuestro sistema. El estrés debilita estas barreras, permitiendo el paso de proteínas grandes y otras sustancias no reconocidas por el cuerpo (antígenos), activando el sistema inmunológico en general y alterando su respuesta. Si esto sucede repetidamente, se produce una mala regulación del sistema inmune y se aumenta la probabilidad de una respuesta autoinmune como la tiroiditis de Hashimoto, una de las principales causas de hipotiroidismo. 

Adicionalmente, la disfunción del eje HPA cambia los niveles de ciertas hormonas que regulan la inmunidad. Estas hormonas alteran la producción de citoquinas, lo que, a su vez, puede desencadenar una alteración inmunitaria y enfermedades autoinmunes. 

El estrés reduce los niveles de hormona tiroidea activa

La glándula tiroides produce principalmente dos hormonas, T3 y T4. La mayor parte de la hormona producida por la tiroides es T4, una forma de almacenamiento que debe convertirse en la forma activa de la hormona tiroidea o T3. Esta conversión se realiza en los tejidos y órganos periféricos antes de unirse a los receptores de hormona tiroidea en las células. 

La liberación de citoquinas inflamatorias inducidas por estrés, no solo interrumpen el eje HPA, sino que también inhiben la conversión de T4 inactiva a T3 activa. Por ejemplo, una de las citoquinas inflamatorias más comunes es la Interleucina 6 (IL6) y se ha demostrado que a medida que aumentan sus niveles, se disminuyen los de T3 

El estrés causa desequilibrios en otras hormonas

El exceso prolongado de cortisol puede disminuir la capacidad del hígado para eliminar otras hormonas, como los estrógenos.

Los estrógenos aumentan los niveles de la globulina transportadora de tiroxina (TBG), una proteína que se une a las hormonas tiroideas en circulación e inactiva su función. Para que las hormonas tiroideas puedan activar los receptores celulares, deben separarse de la TBG y convertirse en «fracción libre». Las pruebas de laboratorio que representan estas hormonas tiroideas de fracción son la «T4 libre» y la «T3 libre».

Cuando los niveles de TBG son altos, el porcentaje de hormonas tiroideas libres en sangre disminuye.

El estrés causa resistencia a la hormona tiroidea

Cada hormona debe unirse a un receptor específico en la célula para activar sus funciones. Debido al papel central de los receptores tiroideos en la expresión de los genes, las hormonas tiroideas tienen efectos en todas las células del cuerpo.

Las citocinas inflamatorias producidas por el estrés, disminuyen la sensibilidad de los receptores de hormonas tiroideas, lo que impide que estas cumplan con esta función. Esta reducción en la unión de la hormona tiroidea a sus receptores es similar al patrón de resistencia a la insulina, donde las células pierden gradualmente su sensibilidad a la insulina.

Aunque no existe una forma práctica de medir la sensibilidad del receptor de hormona tiroidea, es evidente en la práctica cuando una persona con hipotiroidismo o tiroiditis de Hashimoto, a pesar de tomar hormonas de reemplazo, aún tiene síntomas de hipotiroidismo. La inflamación reduce la sensibilidad del receptor tiroideo, lo que produce síntomas de hipotiroidismo, aunque los marcadores de laboratorio como TSH, T4 y T3 pueden ser normales.

Estos mecanismos muestran que el estrés crónico puede desencadenar hipotiroidismo sin que haya un problema directo en la glándula tiroides. Debido a la influencia del estrés en la función tiroidea, las estrategias para reducir el estrés deberían ser una parte integral de cualquier protocolo destinado a mejorar la salud de la tiroides.

Estrategias para regular el estrés, las glándulas suprarrenales y mejorar la salud tiroidea

La complejidad del estrés radica en su origen multifactorial. Es fundamental abordar estas causas subyacentes para garantizar un tratamiento efectivo. De lo contrario, cualquier estrategia para mejorar la salud tiroidea puede no ser exitosa o solo tener una mejoría parcial. Dentro de las estrategias generales para disminuir el estrés y mejorar la función suprarrenal, se encuentran: 

  • Llevar un plan de alimentación antiinflamatorio y con alta densidad nutricional. 
  • Estabilizar los niveles de azúcar en sangre, evitando una dieta alta en carbohidratos, especialmente simples y azúcares refinados. 
  • Evitar o minimizar el uso de bebidas estimulantes.
  • Priorizar prácticas de manejo del estrés, como meditación, respiración consciente o mindfulness. 
  • Practicar actividades que estimulen la diversión y el placer. 
  • Buscar espacios donde se pueda tener contacto pleno con la naturaleza. 
  • Hacer del sueño y el descanso, una prioridad
  • Buscar acompañamiento de un médico funcional para mejorar la salud intestinal y metabólica.  

En próximos artículos, te seguiremos compartiendo información sobre cómo un abordaje integral y funcional puede ayudarte a mejorar la salud de tu tiroides.