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Hipotiroidismo: El enfoque de la medicina funcional

Sintomas de hipotiroidismo

Hipotiroidismo ¿Por qué la medicina funcional puede ser la respuesta que estás buscando?

El hipotiroidismo es un trastorno de la glándula tiroides que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se produce cuando la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas, lo que puede provocar una serie de síntomas, como fatiga, aumento de peso, estreñimiento, alteraciones menstruales, depresión, problemas de memoria, entre otros.

Tradicionalmente, el tratamiento para el hipotiroidismo ha consistido en terapia de reemplazo hormonal. Sin embargo, la medicina funcional busca identificar la causa raíz de la enfermedad para proporcionar un alivio más duradero de los síntomas.

En este artículo, profundizaremos en qué es el hipotiroidismo, sus posibles causas y la importancia de realizar pruebas exhaustivas para un correcto diagnóstico. Además, te explicaremos cómo la medicina funcional puede ser una alternativa valiosa para ayudarte a tomar decisiones informadas sobre tu tratamiento.

¿Cómo funciona la Tiroides?

Para comprender que puede afectar la tiroides, es fundamental conocer primero su funcionamiento normal. 

La tiroides, es una glándula con forma de mariposa ubicada en la parte anterior del cuello. Produce varias hormonas tiroideas, principalmente T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina). La producción de estas hormonas desempeña un papel fundamental en la regulación de múltiples procesos corporales, especialmente aquellos relacionados con la función metabólica.

Al igual que otras glándulas del cuerpo, su funcionamiento está estrechamente controlado, principalmente por el hipotálamo y la glándula hipófisis. El hipotálamo es un área del cerebro que regula el funcionamiento de diversas hormonas, además del apetito y la temperatura corporal. Por su parte, la hipófisis es una pequeña glándula situada cerca del hipotálamo, en una zona conocida como «la silla turca». Su funcionamiento es vital para la regulación de otras glándulas, por lo que se le considera la «glándula madre».

Cuando los niveles de energía son bajos, la hipófisis libera la hormona estimulante de tiroides (TSH), en respuesta a la señal enviada por el hipotálamo. La TSH a su vez, estimula la captación de yodo circulante y la formación de hormonas por parte de la tiroides. La TSH es la hormona que se mide con mayor frecuencia para evaluar el funcionamiento tiroideo. Esta se eleva si la función tiroidea está disminuida y se disminuye si sucede lo contrario. 

Es importante señalar que la TSH solamente indica la señal que se envía a la tiroides, no su funcionamiento directo.

La glándula tiroides es la responsable de la producción de hormonas tiroideas utilizando un proceso bioquímico que involucra el aminoácido L-tirosina y el yodo. La tirosina se transforma en tiroglobulina y, dependiendo de la cantidad de átomos de yodo que se unan a ella, se pueden crear T1, T2, T3 y T4, respectivamente. Las hormonas T3 y T4 se transportan en sangre gracias a una proteína llamada globulina fijadora de tiroxina (TBG). Sin embargo, para que las hormonas tiroideas puedan cumplir sus funciones en el cuerpo, deben estar libres de la TBG y estar disponibles para unirse a sus receptores específicos en las células diana.

Función de las hormonas tiroideas 

Cada célula de nuestro cuerpo cuenta con receptores específicos para las hormonas tiroideas. La hormona tiroidea T4, también conocida como tiroxina, es la principal forma producida por la tiroides y se almacena en los tejidos para que esté disponible cuando sea necesaria. La forma activa de la hormona tiroidea es la T3 o triyodotironina, la cual se produce en menor cantidad en la tiroides y principalmente se forma a partir de la conversión de la T4 almacenada en los tejidos. 

Esta conversión se lleva a cabo mediante una enzima llamada desyodasa, que quita una molécula de yodo a la T4. Para que esta enzima funcione de manera adecuada, se necesitan nutrientes como el Zinc, el Selenio, el cobre, y vitaminas como la E y la C. 

Es importante destacar que, dependiendo del átomo de yodo que se elimine, la T4 puede convertirse en T3 libre, que es su forma activa, o en T3 reversa, que es una forma inactiva de la hormona.

La hormona T3 juega un papel fundamental en la regulación de la cantidad de energía que producen las mitocondrias. Las mitocondrias, conocidas como las «fábricas de energía» de nuestro cuerpo, se encuentran presentes en todas las células y se ajustan según las necesidades de energía de cada una.

Además, estas reacciones metabólicas son esenciales para controlar diversos procesos corporales como la frecuencia cardíaca, el control de peso, los niveles de energía, el funcionamiento cerebral, la regulación de la temperatura y muchos más.

Cuando alguno de estos procesos no funciona correctamente, pueden aparecer una amplia gama de síntomas que merecen un estudio detallado del funcionamiento de la glándula tiroides.

¿Que puede alterar el funcionamiento de la tiroides? 

El hipotiroidismo es una de las alteraciones más frecuentes de la función tiroidea. Se estima que aproximadamente el 5% de la población mundial la padece y que su prevalencia aumenta con la edad y es más común en las mujeres. 

Además, algunas personas pueden tener hipotiroidismo subclínico, lo que significa que tienen niveles levemente elevados de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) pero niveles normales de las hormonas tiroideas.

Esta alteración en el funcionamiento de las hormonas tiroideas puede deberse a una alteración en los procesos necesarios para su correcto funcionamiento. Puede ser causado por:

  • Reacción autoinmune que ataca las células tiroideas, conocida como tiroiditis de Hashimoto.
  • Nutrición inadecuada o falta de cualquier nutriente necesario para el funcionamiento de la tiroides.
  • Uso de medicamentos que puedan interferir en su funcionamiento como antiácidos, anticonceptivos hormonales, antidepresivos o antiepilépticos.
  • Infecciones recurrentes o crónicas ocultas. 
  • Exposición a toxinas provenientes del agua, aire o alimentos, como metales pesados y pesticidas. 
  • Exposición frecuente a radiación proveniente de los rayos X o de radioterapia.
  • Altos niveles de estrés emocional o físico.
  • Embarazo.

Síntomas de Hipotiroidismo

La producción insuficiente de hormonas tiroideas provoca una reducción o enlentecimiento del metabolismo, lo que puede resultar en una variedad de síntomas, como:

  • Sensación constante de cansancio o fatiga. 
  • Intolerancia al frío, o manos o pies fríos.
  • Caída acentuada del cabello o cabello delgado y frágil.
  • Uñas débiles o que se parten con facilidad.
  • Piel áspera y seca.
  • Sensación de cara o manos y pies hinchados.
  • Aumento de peso o incapacidad para perderlo a pesar de seguir un estilo de vida saludable.
  • Estreñimiento (menos de una deposición al día).
  • Sensación de “niebla mental», imposibilidad para concentrarse o recordar cosas.
  • Ánimo triste o baja motivación.
  • Pulso débil o lento y tensión arterial baja. 
  • Baja libido. 
  • Alteraciones metabólicas como aumento en niveles de colesterol.
  • Dolores musculares o articulares.
  • En mujeres, irregularidades del ciclo menstrual así como menstruaciones abundantes o dolorosas. 

¿Cuál es el tratamiento de la Medicina Funcional en el tratamiento del Hipotiroidismo?

La medicina funcional es un enfoque médico que busca entender las causas subyacentes de las enfermedades. 

Cuando se trata de hipotiroidismo, nuestro objetivo inicial es investigar a fondo el funcionamiento de la tiroides mediante la realización de una serie de exámenes. Es importante recordar que el hipotiroidismo puede deberse a una variedad de factores, que van desde la producción insuficiente de hormonas tiroideas hasta una baja conversión de T4 a T3 activa.

Hay muchos factores que pueden afectar la función tiroidea, como el estrés crónico, la inflamación, la carga tóxica, las infecciones ocultas, entre otros. Una de las principales causas de trastornos tiroideos es la tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmune ataca las células tiroideas, lo que puede provocar inflamación y daño en la tiroides.

Es por esto que es importante realizar un panel o perfil tiroideo completo, que incluya no solo la TSH, sino también los niveles de T3 y T4 libres (no unidos a TBG) y anticuerpos contra las células tiroideas, como Anticuerpos Antitiroglobulina y Antiperoxidasa. También es posible que sea necesario descartar deficiencias nutricionales relacionadas, como deficiencias de yodo, vitamina B12, selenio y zinc, y evaluar los niveles de T3 reversa para descartar una conversión inadecuada de T4 a T3.

Además, es posible que necesitemos descartar alteraciones en tu sistema de respuesta al estrés, alteraciones digestivas que puedan afectar la absorción de nutrientes, otras alteraciones hormonales, intoxicación por metales pesados o por antagonistas del yodo (como el flúor y el cloro), y el uso de medicamentos que puedan interferir con su funcionamiento. También es esencial evaluar tus hábitos nutricionales y de estilo de vida, como la actividad física y el descanso, para identificar cualquier cambio que pueda ser beneficioso para ti.

Como puedes ver, el panorama para recuperar el funcionamiento de tu tiroides va mucho más allá de reemplazar externamente la hormona. Un abordaje integral te va a ayudar a corregir otras disfunciones que no solamente van a mejorar el funcionamiento de tu tiroides, si no tu salud en general. 

En otros artículos, te estaremos compartiendo estrategias que puedes implementar para estimular el funcionamiento de tu tiroides y mejorar tu calidad de vida.