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Hígado graso no alcohólico: Como prevenirlo y revertirlo desde la medicina funcional

¿Qué es el hígado graso?

El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una afección cada vez más común en todo el mundo. Se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa en las células del hígado. La grasa puede acumularse debido a varias razones, siendo las más comunes el consumo excesivo de alcohol (hígado graso alcohólico) y la acumulación de grasa no relacionada con el alcohol (hígado graso no alcohólico). 

El hígado graso no alcohólico (HGNA), se conoce como la manifestación hepática del síndrome metabólico ya que suele asociarse a obesidad, resistencia a la insulina y/o diabetes tipo 2. Inicialmente, las células de grasa reemplazan a las células hepáticas, lo que a largo plazo produce inflamación. Esta fase se conoce como fibrosis y aún es reversible. Sin embargo, si esta inflamación continúa progresando, se forma tejido cicatricial llegando a una fase irreversible conocida como cirrosis hepática. 

¿Por qué nos importa? Porque esto significa que el hígado pierde gradualmente su capacidad para desintoxicar y metabolizar diferentes toxinas, ya sea de aquellos productos químicos provenientes del medio ambiente o productos de desecho corporal como algunas hormonas. Además, puede tener otras repercusiones en la salud como alteraciones en el metabolismo, disminución de colesterol HDL y aumento en partículas pequeñas de LDL, que pueden aumentar el riesgo cardiovascular. 

Causas del hígado graso no alcohólico

Aunque por su nombre se puede asumir que la causa principal del hígado graso es el consumo aumentado de grasas, lo cierto es que se produce debido a un consumo excesivo de carbohidratos, especialmente carbohidratos simples y refinados. 

Estos alimentos hacen una hiperestimulación de la insulina, la cual tiene dentro de sus funciones un proceso conocido como “lipogénesis”, que consiste en almacenar la energía no utilizada en forma de grasa. Es por esto que el HGNA, suele acompañarse de otros signos de acumulación de grasa como sobrepeso, obesidad y aumento de triglicéridos en sangre. 

Existe un tipo de azúcar, que a pesar de no estimular la liberación de insulina, también puede producir acumulación de grasa en las células hepáticas. Este azúcar es la fructosa, que está presente naturalmente en las frutas, pero que además es uno de los componentes del azúcar de mesa y compone uno de los endulzantes artificiales más utilizados: El jarabe de maíz alto en fructosa (JMAF). La fructosa, no puede ser utilizada como sustrato energético por las células y su metabolismo es enteramente hepático. Cuando se consume junto a la matriz del alimento, no suele generar problemas. Sin embargo, cuando se extrae de las frutas, ya sea en forma de jugos y zumos o cuando es utilizada para endulzar los alimentos de forma industrial, activa vías metabólicas que estimulan la producción de ácido úrico y triglicéridos. Es por esto, que se considera la principal causante del HGNA. 

Por otro lado, investigaciones recientes sugieren que alteraciones en la microbiota intestinal, puede predisponer a alteraciones metabólicas que desencadenan igualmente la acumulación de grasa en el hígado. 

Síntomas y diagnóstico del Hígado Graso

En las primeras etapas, el hígado graso no suele generar síntomas, por lo que a menudo se diagnóstica de manera incidental en un chequeo médico de rutina. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, pueden aparecer síntomas como fatiga, pérdida de apetito, dolor abdominal en la parte superior derecha y aumento del tamaño del hígado.

El diagnóstico se realiza mediante pruebas de laboratorio y métodos de imagen, como análisis de sangre para medir los niveles de enzimas hepáticas y una ecografía abdominal para evaluar la cantidad de grasa en el hígado.

Una mirada funcional al Hígado Graso no Alcohólico

Desde la medicina funcional, el diagnóstico y abordaje del HGNA involucra diferentes aspectos. En primer lugar, se realiza una historia clínica detallada que incluye la línea de tiempo de salud. Esto puede ayudarnos a descubrir que está generando problemas en la salud de cada persona. 

Por ejemplo, es importante evaluar factores como la alimentación, nivel de actividad física, el porcentaje de grasa, como está su microbiota, cómo está su carga tóxica, entre otros, para determinar el riesgo individual y la mejor forma de intervenir a cada persona. 

Las alteraciones en el funcionamiento del hígado puede determinar aspectos como el funcionamiento del sistema inmune, la digestión de los alimentos, el riesgo cardiovascular, el estado nutricional, la salud menstrual y reproductiva, por lo que llegar a la raíz es vital para buscar la salud óptima. 

Prevención y tratamiento del Hígado Graso:

La buena noticia es que el HGNA es en gran medida una enfermedad prevenible y tratable. Aquí hay algunas estrategias clave:

  • Elimina los alimentos con fructosa libre o endulzados con jarabe de maíz alto en fructosa (JMAF). Esto incluye jugos naturales y artificiales, gaseosas, galletas, pasteles, dulces, salsas, etc.  El JAMF es uno de los endulzantes artificiales más comunes. 
  • Elimina los alimentos que contengan azúcar añadido o harinas refinadas: Estos alimentos producen un estímulo intenso a la liberación de insulina, predisponiendo a la acumulación de grasa. 
  • Agrega grasas saludables a tu dieta: Se ha observado que aumentar el consumo de grasas saludables como aceite de oliva, pescado, aguacate, cacao, semillas y nueces, pueden mejorar significativamente la salud del hígado.
  • Incluye proteína en cada una de tus comidas: Un adecuado aporte de proteína genera no solo saciedad y regulación metabólica, si no también sustratos necesarios para el funcionamiento del hígado. 
  • Incluye alimentos que potencien el funcionamiento del hígado: Algunos vegetales tienen la capacidad de apoyar el proceso de detoxificación. Incluye especialmente aquellos pertenecientes a la familia de las crucíferas como brócoli, coliflor, kale, repollo y coles en general. 
  • Como cuando el sol esté en el cielo: Por cronobiología hemos entendido que nuestro metabolismo se rige por la luz solar. Comer durante la noche entorpece el adecuado funcionamiento de la insulina y los procesos de detoxificación hepática. 
  • Optimiza tu metabolismo con el movimiento: La realización de actividad física regular aumenta el metabolismo y reduce la resistencia a la insulina. Inicia con actividad física que disfrutes y aumenta progresivamente su intensidad incluyendo actividad cardiovascular y ejercicio de fuerza. 
  • Evita el consumo de alcohol y otras toxinas: Aunque el HGNA no está relacionado con el consumo excesivo de alcohol, es importante evitarlo, ya que puede agravar la enfermedad hepática y dificultar su tratamiento. De igual manera con otro tipo de toxinas como el cigarrillo, aditivos, colorantes o el uso excesivo de químicos en productos de aseo personal. 
  • Suplementación adecuada: De la mano de tu médico funcional, puedes incluir suplementos nutricionales como  Omega 3, antioxidantes como glutatión y ácido alfa lipoico y vitaminas del complejo B, enfocados en potenciar no solo la detoxificación hepática, si no la regulación metabólica. Cabe resaltar que esta suplementación debe ir siempre acompañada de las estrategias anteriores. 

Recuerda que cada persona es única, por lo que es fundamental trabajar en conjunto con tu médico para desarrollar un plan de tratamiento integral y personalizado. Cuidar la salud de tu hígado es crucial para tener una salud óptima.